El auditorio del Ateneo tenía su aforo completo –unas 150 personas– y, más aún, otra sala habilitada contigua con unas 80 personas para ver el discurso retrasmitido en directo, proyectando en una pantalla lo ocurrido en el auditorio. Los que no consiguieron asiento estaban sentados en el suelo, la expectación se sentía en la sala. Todos, esperando las palabras del magistrado, cuando una voz grave y potente se escuchaba en la sala. Tranquilos, tranquilos, tranquilos… Y seguidamente dio las gracias por la espera, a una sala a rebosar, con gente de pie llenando y superando el aforo del Ateneo de Málaga. Y disminuyó la importancia sobre esta espera en pie, comparándola con la espera delante de los tronos durante la Semana Santa venidera en Málaga.
Tras una pequeña pelea con el micro que no le impediría hablar, Garzón se dispuso a comenzar la charla. Se sinceraba diciendo que no era “el mejor día” de su vida, pero que comenzaba a serlo desde que había llegado por la mañana a Málaga. No es agradable para Garzón estar en una causa del TS, “por hacer un trabajo por el que me ocupo desde hace mucho tiempo, en defensa de los derechos de los ciudadanos”, comentó el magistrado.
Tras dilucidar su opinión sobre su situación actual, en la que afirmó querer afrontar sus imputaciones “con igualdad de derecho” respecto a cualquier otro ciudadano, se dispuso a comenzar la conferencia sobre “los DDHH y la Jurisprudencia Universal”, que era el tema que le atañía para la tarde de ayer.
Los DDHH han sido infringidos en numerosas ocasiones, una de las normas más infringidas en la historia de la humanidad. Pero, sería peor que no existiera. Y en ese instante ofreció una frase en ayuda a los políticos, informando sobre la utilidad de los DDHH: “El mejor programa que un partido político debería llevar es la declaración de los DDHH”.
Al entrar en el tema de jurisprudencia internacional y DDHH, no se podían obviar la cantidad de desastres ocurridos en la sociedad. Entonces, Garzón apoyó la hipótesis de que la corrupción ha sido igual a impunidad y “la historia lo acredita”, aseguró. Todas las masacres de dictadores y violaciones de DDHH tratan de conseguir un beneficio económico.
El mayor genocidio ocurrido en la historia fue en el Congo en el siglo XX, con más de 2 millones de personas asesinadas por los belgas en 4 años. Otro ejemplo actual sobre el problema de los DDHH es Uganda, donde han salido de la pobreza e incluso han eliminado su deuda. La ONU publicó un informe en el que explicaba que Uganda es uno de los principales exportadores de coltan; pero, las minas del mineral no están en Uganda, sino en el Congo, donde se producen incumplimientos de los DDHH.
Sobre la memoria de las víctimas, comentó que la historia es siempre la misma, pero la herida se vuelve a reabrir cuando no está bien curada. Y el olvido depende de la voluntad de estas víctimas.
Volviendo al tema de sus imputaciones, se muestra tranquilo al comentar: “Yo, como jurista, soy respetuoso con el juego del derecho: si me dan la razón estaré contento; si no, seguiré luchando, y, si no, aceptaré sin acritud”.
Sobre uno de los temas internacionales más candentes actualmente, Dolores Delgado, Fiscal de la Audiencia Nacional, recibió una pregunta sobre si será juzgado el coronel Gadafi y los que han apoyado su causa, militar o económicamente. La fiscal respondió que se debía a la confidencialidad porque ella formaba parte y, por tanto, no podía contestar; pero comentó que la causa actual abierta no se debe a los apoyos recibidos por Gadafi, sino que ésta es por las muertes actuales y el ataque sistematizado al pueblo libio.
La charla intensa y extensa se amenizó con una frase jocosa del magistrado: “A esta hora en la Haya ya estaría acostándome, lo bueno de Andalucía es que a esta hora estamos aquí charlando”. 22.06h.
La charla termina con un comentario en el que un miembro de una asociación de víctimas del franquismo le agradecía su apoyo para analizar la memoria histórica. Entonces toda la sala se puso en pie emocionada por la charla. Incluso los que estuvieron durante las más de 2 horas de conferencia en pie, seguían en pie. Y los que estuvieron las 2 horas postrados en el suelo, por fin, se levantaron.
Miguel Olucha
